"La historia no ha terminado, somos nosotros quienes la hemos abandonado" Manuel Cruz, filósofo.
"Lo que hay que hacer es pensar a largo plazo, imaginar el futuro, y a corto plazo pensar de manera modesta." Marc Augé, antropólogo.
"Ya no se pide a los políticos que mejoren las cosas, sino que no las empeoren." Marc Abelés, antropólogo.
"Debemos reubicar el futuro. A juicio de muchos pueblos de Oceanía el futuro reside atrás, no adelante." Margaret Mead.
“En estos tiempos la gente busca conocimientos, no sabiduría. El conocimiento pertenece al pasado; la sabiduría, al futuro” Vernon Cooper, indio lumbee, sabio.
Manuel Cruz, filósofo:
"Constantemente escuchamos en los medios de comunicación "hemos entrado en una nueva era" "esta es una nueva etapa" "se está escribiendo la historia" Frases que nos convencen de que tenemos poco que ver con el pasado, y ese convencimiento tradicional de que podíamos aprender de los seres humanos que nos precedieron, se ha ido olvidando. Nos creemos inaugurales, creemos que con nosotros empieza todo y lo que hubo antes no tiene mucho valor y que de ahí muchas lecciones no podemos sacar porque son radicalmente diferentes.""Cuando uno analiza lo que escribían autores del siglo XX, muchos vértigos de entonces se parecen a los nuestros. Como el de sentirse incapaz de entender lo que pasa."
"Ha cambiado mucho la percepción de la historia. Nos relacionamos de manera naturalista y pasiva con la historia. Antes hablábamos o pensábamos el futuro como algo en lo que nosotros podíamos intervenir o por lo menos intentarlo. Ahora leemos las noticias con la misma actitud fatalista o derrotista con la que leemos la noticia del tiempo. "Se avecina una borrasca" o "sube la prima de riesgo" lo leemos exactamente con la misma actitud. No tiene nada que ver con nosotros, no podemos hacer nada. Con la borrasca llevaremos un paragüas, para la prima de riesgo nos prepararemos para cuando nos recorten el sueldo. Hay que recuperar la voluntad de protagonizar nuestra propia historia.
"Todos dábamos por hecho el progreso, que con el paso del tiempo iríamos mejorando. De pronto, hemos incorporado la idea de que no necesariamente mejoramos y que es posible que nos vengan mal dadas. Hay sectores de las clases medias, que provienen de familias humildes, que tienen miedo de volver a la pobreza. Hay una sistemática administración, por parte de los poderes, del miedo. Es uno de los grandes combustibles del poder en estos momentos: el miedo a la pobreza, el miedo a la miseria. Y esto es una novedad, que en el siglo XX no se daba."
"Los medios de comunicación también pierden esta vocación de sentido, de interpretar y de explicar. El corresponsal ha sido sustituido por el enviado al lugar de los hechos, sin aportar ninguna clave ni elementos de critica para que el ciudadano emita sus propios juicios. Los responsables del gobierno constantemente apelan al sentido común en sus discursos, aunque se contradigan. No comentan las razones, su horizonte, se contradicen y son discursos de bajísima intensidad."
"El abandono del pasado no ha significado el alimentar el futuro entendido como el lugar imaginario donde albergamos nuestros sueños. Lo que hay es un gran presente voraz que se lo come todo. Ahora tenemos grandes dificultades para distinguir el pasado y el futuro en el terreno de la anticipación. Un ejemplo es la crisis de la ciencia ficción. Hoy es difícil distinguir entre algo que es ciencia ficción y de algo que hoy ya existe."
"Constantemente escuchamos en los medios de comunicación "hemos entrado en una nueva era" "esta es una nueva etapa" "se está escribiendo la historia" Frases que nos convencen de que tenemos poco que ver con el pasado, y ese convencimiento tradicional de que podíamos aprender de los seres humanos que nos precedieron, se ha ido olvidando. Nos creemos inaugurales, creemos que con nosotros empieza todo y lo que hubo antes no tiene mucho valor y que de ahí muchas lecciones no podemos sacar porque son radicalmente diferentes.""Cuando uno analiza lo que escribían autores del siglo XX, muchos vértigos de entonces se parecen a los nuestros. Como el de sentirse incapaz de entender lo que pasa."
"Ha cambiado mucho la percepción de la historia. Nos relacionamos de manera naturalista y pasiva con la historia. Antes hablábamos o pensábamos el futuro como algo en lo que nosotros podíamos intervenir o por lo menos intentarlo. Ahora leemos las noticias con la misma actitud fatalista o derrotista con la que leemos la noticia del tiempo. "Se avecina una borrasca" o "sube la prima de riesgo" lo leemos exactamente con la misma actitud. No tiene nada que ver con nosotros, no podemos hacer nada. Con la borrasca llevaremos un paragüas, para la prima de riesgo nos prepararemos para cuando nos recorten el sueldo. Hay que recuperar la voluntad de protagonizar nuestra propia historia.
"Todos dábamos por hecho el progreso, que con el paso del tiempo iríamos mejorando. De pronto, hemos incorporado la idea de que no necesariamente mejoramos y que es posible que nos vengan mal dadas. Hay sectores de las clases medias, que provienen de familias humildes, que tienen miedo de volver a la pobreza. Hay una sistemática administración, por parte de los poderes, del miedo. Es uno de los grandes combustibles del poder en estos momentos: el miedo a la pobreza, el miedo a la miseria. Y esto es una novedad, que en el siglo XX no se daba."
"Los medios de comunicación también pierden esta vocación de sentido, de interpretar y de explicar. El corresponsal ha sido sustituido por el enviado al lugar de los hechos, sin aportar ninguna clave ni elementos de critica para que el ciudadano emita sus propios juicios. Los responsables del gobierno constantemente apelan al sentido común en sus discursos, aunque se contradigan. No comentan las razones, su horizonte, se contradicen y son discursos de bajísima intensidad."
"El abandono del pasado no ha significado el alimentar el futuro entendido como el lugar imaginario donde albergamos nuestros sueños. Lo que hay es un gran presente voraz que se lo come todo. Ahora tenemos grandes dificultades para distinguir el pasado y el futuro en el terreno de la anticipación. Un ejemplo es la crisis de la ciencia ficción. Hoy es difícil distinguir entre algo que es ciencia ficción y de algo que hoy ya existe."
Marc Augé, antropólogo.
"La difusión de esa idea según la cual la historia terminó y que no hay nada más por imaginar que lo que existe es en parte por el desarrollo de la comunicación. Ese sentimiento contribuye al desencanto laico que hay en el mundo. No se espera nada del futuro, no hay perspectivas entusiastas, lo que es sorprendente, porque, al fin y al cabo, todavía tenemos todo por descubrir." "A mi manera de ver estamos ahora como la gente de Extremadura en el siglo XV, que no sabía lo que había más allá y descubrieron un mundo nuevo. Estamos explorando ahora el espacio. Por otro lado, estamos descubriendo los secretos de la vida, de la identidad, con la genética..."
"El papel de la política es doble: mantener la necesidad de pensar el futuro, porque hay que salir de la ideología del presente, que es una sociedad que consume todo, especialmente imágenes de televisión, lo que proporciona una forma pasiva de existir y de consumir. Esa dispersión de los votos puede deberse a gente que no tiene una idea bien precisa del futuro y que ve en los partidos fragmentación y diferencias radicales. Puedo preguntarle a un verde, a un socialista, incluso a un trotskista, cuál es su visión del futuro dentro de 30 o 40 años y será muy fácil ligar el discurso de uno y otro, pero tienen que hacer progresos para definir esa idea y definir etapas. Lo que hay que hacer es pensar a largo plazo, imaginar el futuro, y a corto plazo pensar de manera modesta. Saber cuál es la finalidad de la sociedad. Cuestionarse si la economía es un medio o un fin, por ejemplo, son debates que no son de tipo abstracto y filosófico, sino bien concretos.
Marc Augé.
"El papel de la política es doble: mantener la necesidad de pensar el futuro, porque hay que salir de la ideología del presente, que es una sociedad que consume todo, especialmente imágenes de televisión, lo que proporciona una forma pasiva de existir y de consumir. Esa dispersión de los votos puede deberse a gente que no tiene una idea bien precisa del futuro y que ve en los partidos fragmentación y diferencias radicales. Puedo preguntarle a un verde, a un socialista, incluso a un trotskista, cuál es su visión del futuro dentro de 30 o 40 años y será muy fácil ligar el discurso de uno y otro, pero tienen que hacer progresos para definir esa idea y definir etapas. Lo que hay que hacer es pensar a largo plazo, imaginar el futuro, y a corto plazo pensar de manera modesta. Saber cuál es la finalidad de la sociedad. Cuestionarse si la economía es un medio o un fin, por ejemplo, son debates que no son de tipo abstracto y filosófico, sino bien concretos.
Marc Augé.
Marc Abélès, antropólogo.
"Evidentemente se ha producido un gran cambio entre el período marcado por el Mayo del 68 francés, en el cual se tenía la sensación de que era posible transformar la sociedad, de que se iba hacia algo mejor y se podía crear una sociedad más justa.
Ingresamos en una época signada por la incertidumbre, por la existencia de amenazas, que no son solamente políticas y sociales sino también, por ejemplo, ambientales. Ya no se pide a los políticos que mejoren las cosas, sino que no las empeoren. Hoy existe la idea de que la política y los políticos quedan neutralizados con respecto a exigencias más profundas, sobre las cuales no tienen demasiado dominio."
"Y si se insiste en mantener una suerte de esquizofrenia, en la que por un lado tenemos la forma en que la gente vive, se defiende frente a fantasmas o amenazas reales o imaginarias, y por el otro un discurso clásico y retórico sobre cambiar el mundo, etc.,etc., lo que se obtiene son líderes como Berlusconi, Sarkozy o Putin, que se manejan más cómodos con la lógica de la supervivencia, agitando, ahuyentando o manteniendo a raya esas amenazas y temores."
Margaret Mead, antropóloga.
"Seguimos enfocando el futuro como una prolongación del pasado: los historiadores hablan de la decadencia en que cayeron en el pasado los sistemas religiosos y el derrumbe de los imperios. Pero debemos reubicar el futuro. A juicio de los occidentales, el futuro está delante de nosotros, quizá a sólo unas pocos horas del presente, a veces a mil años de distancia, pero siempre delante: no aquí, sino fuera de nuestro alcance. A juicio de muchos pueblos de Oceanía el futuro reside atrás, no adelante. Los balineses opinan que el futuro se parece a una película expuesta pero no revelada, que se despliega lentamente, en tanto que los hombres están a la espera de lo que les mostrará. Interpretan que es algo que los está alcanzando, y nosotros también utilizamos esta figura retórica cuando decimos que oímos a nuestras espaldas las pisadas implacables del tiempo. Para construir una cultura en la que el pasado sea útil y no coactivo, deberemos modificar la ubicación del futuro."
Acordando la corazonada del futuro.
Margaret Mead, antropóloga.
"Seguimos enfocando el futuro como una prolongación del pasado: los historiadores hablan de la decadencia en que cayeron en el pasado los sistemas religiosos y el derrumbe de los imperios. Pero debemos reubicar el futuro. A juicio de los occidentales, el futuro está delante de nosotros, quizá a sólo unas pocos horas del presente, a veces a mil años de distancia, pero siempre delante: no aquí, sino fuera de nuestro alcance. A juicio de muchos pueblos de Oceanía el futuro reside atrás, no adelante. Los balineses opinan que el futuro se parece a una película expuesta pero no revelada, que se despliega lentamente, en tanto que los hombres están a la espera de lo que les mostrará. Interpretan que es algo que los está alcanzando, y nosotros también utilizamos esta figura retórica cuando decimos que oímos a nuestras espaldas las pisadas implacables del tiempo. Para construir una cultura en la que el pasado sea útil y no coactivo, deberemos modificar la ubicación del futuro."
Acordando la corazonada del futuro.
La palabra recordari, deriva de re (de nuevo) y cor (corazón), osea, pasarlo por el corazón de nuevo. Los antigüos creían que la memoria, y la mente completa, no estaba alojada en el cerebro, sino en el corazón, por ser lo que da pulso a la vida, al igual que la memoria. Por eso tenemos corazonadas.
En portugués, si sabes una cosa de memoria la conocerás "de cor", en inglés "learn by heart" y en francés "par coeurs". De corazón.
Cuando te pones de acuerdo con alguien, digamos que concuerdas o que acuerdas, y cuando te acuerdas de alguien le vuelves a pasar por el corazón.
Recordar también significa "despertar" Según la DRAE, este uso todavía persiste en Asturias, México, León, Argentina, Colombia, Ecuador y República Dominicana, entre otros lugares. Por eso, allí piden "recuérdenme a las 3" para pedir que les despierten a esa hora.
Quizás habría que volver a despertar la historia, recordarla y acordarla para un futuro con corazón.
Oren Lyons, indio onondaga, sabio.
“En nuestra forma de vida, en nuestro gobierno, en todas las decisiones que tomamos, pensamos siempre en la séptima generación futura. Nuestro trabajo consiste en procurar que los que vengan después, las generaciones que aún no han nacido, no encuentren un mundo peor que el nuestro.”
Fuentes:
“Cultura y compromiso: estudio sobre la ruptura generacional" Margaret Mead.
http://www.rtve.es/alacarta/
audios/carne-cruda/carne-
cruda-filosofar-tiempos-revueltos-29-05-12/1423195/
http://edant.clarin.com/
la-tecnologia-y-saber-
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