“Llamamos a la naturaleza urihi, nuestra tierra, nuestro bosque. Sabemos que está viva y que le queda una prolongada vida, mucho más que a nosotros. Gracias a Maxitari (el aliento del espíritu de la tierra) la selva se hace bella, la lluvia cae sobre ella y siempre hay viento. Respira, aunque no lo notéis” Davi Kopenawa, yanomami, Brasil.
“Tsi Yunwiyah. Soy cherokee. En la lengua de mi pueblo, ani yunwiyah, o cherokee, como nos denominan, existe una palabra para la tierra: Eloheh, término que significa también «historia», «cultura» y «religión». Declaración cherokee, Estados Unidos.
Por lo general, los pueblos indígenas tienen una visión holística de la naturaleza y consideran al ser humano una parte integrante de la Tierra, y no algo ajeno a ella. Según esta idea, la tierra es una entidad fértil y viva que tiene un valor intrínseco, y no utilitario; no puede ser una materia pasiva e inanimada que deba ser explotada para la expansión comercial ni el progreso económico. La tierra para los indígenas tampoco es un paisaje bonito o un lugar para escaparse el fin de semana. Es su despensa, su guía, su fuente de vida.
“El entorno no es independiente de nosotros; nos encontramos dentro de él, al igual que él está dentro de nosotros; lo creamos y nos crea.” Davi Kopenawa, yanomami, Brasil.
En un momento de crisis ecológica mundial, sería prudente escuchar sus opiniones.
“No pensábamos que las grandes llanuras abiertas, las hermosas colinas onduladas y las corrientes sinuosas con vegetación enmarañada fuesen salvajes. Sólo para el hombre blanco la naturaleza era un "yermo salvaje" y sólo para él la tierra estaba infestada de animales salvajes y de gente salvaje. Para nosotros era mansa” Luther standing bear (oso de pie), sioux lakota oglala.
“Tsi Yunwiyah. Soy cherokee. En la lengua de mi pueblo, ani yunwiyah, o cherokee, como nos denominan, existe una palabra para la tierra: Eloheh, término que significa también «historia», «cultura» y «religión». No podemos separar nuestro lugar en la tierra de nuestras vidas ni de nuestra visión y significado como pueblo. Nos enseñan desde la infancia que los animales, e incluso los árboles y las plantas con los que compartimos el espacio, son nuestros hermanos y hermanas. Así que, cuando hablamos de la tierra, no nos referimos a una propiedad o territorio, ni siquiera hablamos de un pedazo de tierra sobre el que establecemos nuestras moradas o en el que plantamos nuestros cultivos. Se trata de algo realmente sagrado. ¿Existe algún pueblo de cualquier parte del mundo que no venere su tierra natal? ¿Hay algún ser humano que no respete su tierra natal, incluso en el caso en que no vaya a regresar a ella? Pensamos que esa veneración por las tierras ancestrales, independientemente de lo insignificantes que parezcan para nuestra vida cotidiana, o de la distancia a la que se encuentren de nuestros hogares, es de vital importancia para toda la humanidad" Declaración cherokee, Estados Unidos.
El alimento se considera siempre un don de la Tierra que nunca se debe dar por sentado, por lo que la humildad es esencial. El delicado equilibrio entre el ser humano y la naturaleza se ha mantenido durante milenios debido única y exclusivamente a un respeto por sus límites. La prudencia, la responsabilidad y la reciprocidad son, por tanto, requisitos necesarios. Pero no siempre fue así, aunque tengamos la idea de una edad dorada en el pasado en la que seres humanos y animales convivían en paz y armonía, estos conocimientos de respeto a la naturaleza se han ido forjando precisamente por malas experiencias en el pasado. Diversos vestigios quedan de antiguas civilizaciones y paisajes que quedaron desoladas por romper estos límites y explotar a la naturaleza: la isla de Pascua, la ciudad de Petra, los anasazi de Chaco… Y millones de especies se llevaron con ellos a la extinción: gliptodontes, moas, águilas colosales… Pero tenemos la ventaja de poder leer y aprender sobre los desastres ecológicos del pasado. "Sin embargo, el pasado sigue siendo una edad dorada de la ignorancia y el presente una edad de hierro de la más obstinada ceguera." Jared Diamond.
“Al fin y al cabo, nos encontramos aquí por la previsión de nuestros padres, y tenemos la obligación de tener consideración por los que aún no han nacido” Mike Koostachin, cree, Canadá.
“En nuestra forma de vida, en nuestro gobierno, en todas las decisiones que tomamos, pensamos siempre en la séptima generación futura. Nuestro trabajo consiste en procurar que los que vengan después, las generaciones que aún no han nacido, no encuentren un mundo peor que el nuestro (y es de esperar que sea mejor). Al caminar sobre la Madre Tierra, posamos siempre los pies con cuidado porque sabemos que las caras de de las generaciones futuras nos miran desde abajo. Nunca las olvidamos” (Oren Lyons, onondaga, 1990).
"Nadie puede decirme como vivir. Si yo fuera al ministro y le dijera "váyase de su casa" pensaría que estoy loco" Bosquímano Botsuana.
“No es que los yanomami no quieran el progreso u otras cosas que tienen los hombres blancos. Lo que quieren es poder elegir y que el cambio no les venga impuesto, lo deseen o no. No estoy diciendo que esté en contra del progreso. Creo que es muy positivo cuando los blancos vienen a trabajar entre los yanomami, a enseñar a leer y escribir, y a plantar y usar plantas medicinales. Para nosotros, esto es progreso. Lo que no queremos son las empresas mineras, que destruyen la selva, o a los mineros que traen tantas enfermedades. Estos blancos deben respetar a nuestra tierra yanomami. Los mineros traen armas, alcohol y prostitución, y destruyen toda la naturaleza donde quiera que van. Para nosotros, esto no es progreso. Queremos progreso sin destrucción.” Davi Kopenawa, líder y chamán yanomami.
Los pueblos indígenas tienen, por lo general, una huella ecológica muy pequeña, pues han practicado formas de vida sustentables desde hace miles de años, pero sin embargo son más vulnerables que nadie en el planeta frente al cambio climático, y soportan la mayor parte de las medidas de mitigación, como los biocombustibles, las presas hidroeléctricas y los proyectos de conservación.
La mayoría de los pueblos indígenas han desarrollado un conocimiento muy profundo de su entorno, y observan cambios mínimos en sus ecosistemas.
Estas son algunas de las observaciones de los pueblos indígenas:
-Los cazadores inuit del noroeste de Canadá informan sobre hielo marino menguante, inviernos más cortos y veranos más calurosos, cambios en la capa subterránea de hielo (permahielo) y aumento del nivel del mar, avistamientos en el norte de pájaros que sólo se encuentran en el sur, menos nieve durante los meses más fríos del año y menos mosquitos en verano.
-“Ya no puedes confiar en las habilidades tradicionales para leer el clima”, declara Veikko Magga, saami. “En los viejos tiempos uno podía saber de antemano qué tiempo haría. Esas señales y habilidades ya no sirven”.
“El Ártico está considerado como el barómetro de la salud del planeta. Si quieres ver cómo de sano está el planeta, ven y tómale el pulso en el Ártico” Sheila Watt-Cloutier, activista inuit.”Los inuit tienen un juego tradicional de malabares. El tiempo hoy es un poco así” N. Attungala.
-«África parece llevar el mayor peso de los impactos del cambio climático, aunque tiene algunas de las tasas más bajas de emisiones de gases invernadero, por lo que plantean un reto ético global, no sólo científico y de desarrollo» apunta un informe divulgado en la reciente Convención sobre el Cambio Climático y del Protocolo de Kioto." El Monte Kilimanjaro ya ha perdido el 82% de su cubierta de nieve en los pasados ochenta años, mientras que el monte Kenia perdió el 92% en un siglo. La expansión de mosquitos expande enfermedades, y las sequías hacen peligrar el ganado.
-Los yanomamis de la Amazonia brasileña informan “el cambio climático ha comenzado en nuestro país. Las lluvias llegan tarde, el sol se comporta de una forma extraña.”, dice Davi Kopenawa, portavoz del pueblo indígena yanomami. “Los países ricos han quemado y destruido muchos kilómetros de selva amazónica. Si talas los árboles grandes e incendias la selva, la Tierra se seca. El mundo debe escuchar el grito de la Tierra, que está pidiendo ayuda”.
“Los ancianos de cada pueblo solían predecir a la perfección cuándo era la mejor temporada para sembrar o para cosechar y eso lo hacían sólo con seguir las señales de la naturaleza, ahora esos pronósticos con cada vez menos exactos”
“Estamos aquí convencidos de que los pueblos indígenas podemos hacer importantes aportaciones. Queremos que se tomen en cuenta para cualquier acción relativa a la mitigación y a la adaptación climática” Adelfo Gegino, representante de los pueblos Mixes de México.
Fuentes:
Somos uno – Joana Eede.
El tercer chimpancé - Jared Diamond
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