Cuando uno/a observa el temerario comportamiento de los jóvenes humanos, en particular los machos, se pregunta cómo es posible que seres dotados no ya de raciocinio, sino de un elemental sentido de la autoconservación, puedan poner en juego tan fácilmente su vida y sus intereses. Parece como si la capacidad de asumir riesgos revelase algo de la calidad de nuestra constitución biológica.
Tanto los grandes héroes como los grandes villanos de la historia han necesitado de esta ostentación egocéntrica para elevarse por encima del resto de sus congéneres. Siempre se ha relacionado el término valor con la virtud y el riesgo.
¿La vanidad, la ostentación y el riesgo que conlleva mantenerla es una estupidez característicamente humana, o es señal de nuestra superior inteligencia?
En Kenia, los cazadores Dorobo demuestran un gran valor poniendo en riesgo su vida: robando a los leones la presa que han cazado y que mantienen entre sus mandíbulas. Sorprendentemente, cuando los cazadores (que llevan unas lanzas, pero no necesitan demostrarse amenazantes) se acercan a los leones hambrientos para robarles la presa, éstos se dan media vuelta.
Amotz Zahavi, profesor de Zoología en la Universidad de Tel Aviv, estudió los conceptos del handicap y la ostentación.
“Las especies son seleccionadas para responder únicamente a las señales fiables. El engaño es posible cuando el coste de ignorar una señal fiable es mayor que el coste de responder a ella. Puede haber un lapso temporal hasta que la selección natural seleccione a los receptores para hacer caso omiso a dichas señales”
Es decir, el engaño sucede cuando cuesta más ignorar la ostentación y atacar (porque no es algo fiable: quizás no sea ostentación y realmente salgan mal parados) que responder a ella: creérsela y marcharse. En el caso del video, a los leones les cuesta menos creerse la ostentación de los cazadores y darse la vuelta, que arriesgarse y atacar. En ese momento, es mucho más fiable la señal que dan los cazadores de tener el poder sobre los leones, y prefieren asegurarse. Hasta que la selección natural avise a los leones que esta ostentación de los cazadores se puede ignorar.
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