La especie humana es la única especie animal que cocina sus alimentos. El antropólogo Richard Wrangham, de la Universidad de Harvard comenta “La gente no ha pensado en el hecho de que no podemos vivir sin comida cocinada."
"Yo pensaba que los orígenes del hombre se explicaban porque empezó a comer carne. A fin de cuentas, la idea de que comer carne había puesto en marcha la condición humana había sido durante muchas décadas el principio fundamental de la historia de la evolución, insinuado ya desde antes de que Darwin naciera. Sin embargo, tras un replanteamiento de ese principio convencionalmente aceptado, lo que creo ahora es que cocinar (preparar la comida a base de fuego u otros métodos) fue el avance fundamental que convirtió al mono en hombre"
Uno de cada cuatro centenarios del planeta, procede del Cáucaso, donde han llevado una vida sólida, regular y sin tensiones, alimentándose de comidas sanas, con nada o muy poca carne pero muchas verduras, frutas, cereales, ajo y productos lácteos y sus derivados. Es la región montañosa que se encuentra entre los mares Negro y Caspio. En 1980 había en esta región 123 personas con más de 100 años.
El territorio de los Hunza pertenece a Paquistán, se encuentra en Cachemira, al Oeste del Tibet, próximo a las fronteras de China y de Afganistán. Aquí la ausencia de pastos hace casi imposible la ganadería y las pocas reses disponibles son habitualmente sacrificadas durante la temporada de invierno. La grasa de origen animal es escasa; pero en compensación los hunzas emplean en su cocina aceite de semilla de damascos.
La alimentación de los hunzas está constituida principalmente de centeno, trigo, legumbres, verduras, calabaza y damascos, y semanalmente celebran una fiesta en la que comen carne. Ultimamente ha llegado la “civilización” a este territorio con sus alimentos refinados, dulces, latas, etc. lo cual está originando el decaimiento de la salud de los hunzas y la aparición de enfermedades digestivas, caries dental, etc., enfermedades todas éstas desconocidas hasta hace poco.
Su notable salud y su longevidad han llamado la atención de diversos investigadores. El secreto de la longevidad consiste en vivir de forma natural y en un ambiente puro. Viven en aldeas situadas a altitudes entre los 1650 y 2450 metros y se encuentran escalonadas en salientes montañosas y soleadas que se suceden a lo largo de una quincena de kilómetros y que dominan gargantas de 600 a 900 metros de profundidad. Por eso poseen una excelente condición física debido al continuo ejercicio físico.
Entre los Hunzas no se conoce el cáncer, la diabetes, enfermedades del corazón o el envejecimiento prematuro. Se constató además su tranquilidad, sin depresiones, siempre amables y llevando una vida sexual activa hasta edades muy avanzadas.
Vilcabamba se encuentra en los Andes, a unos 1.600 metros de altura sobre el nivel del mar y al sur de Ecuador. En lengua quichua, Vilcabamba significa “Valle Sagrado”, es un lugar regado por los ríos Chamba y Uchima, de clima templado, con elevaciones de poca altura que lo convierten en un paisaje evocador, en un “paraíso perdido” en las montañas. En 1976, el centenario de mayor edad era Agustín Reinoso que tenía 138 años. La alimentación de estas gentes está constituida principalmente por yuca, raíz de mandioca, legumbres, patatas, requesón y gran variedad de frutas. Ocasionalmente consumen huevos crudos. De hecho, consumen un 90 % de vegetales crudos. Su gente es tranquila y amable, en su mayor parte dedicadas a la agricultura: los ancianos centenarios siguen realizando diariamente las tareas agrícolas como cualquier hombre de 45 ó 50 años.
"Vilcabamba pone en duda el concepto de vida sana" asegura Ricardo Coler, el escritor y médico que publicó "Eterna juventud", una obra sobre un pueblo ecuatoriano donde el promedio de vida es de 120 años. "Falta responsabilidad en nuestra gente de la cultura para aventurarse fuera del discurso que se pasa hablando siempre de las mismas cosas", sostiene. "Comen con toda la sal del mundo, consumen alcohol y tabaco y se drogan con chamico, sustancia altamente tóxica. Y, además, practican el sexo todo lo que pueden".
Jill Dubisch, una antropóloga cultural, propone estudiar los “aspectos religiosos del movimiento de los productos naturales (comida saludable)”
Según Dubisch, consumir “productos naturales” (health food) significa algo más que seguir una dieta: es una visión del mundo, en la que los “conceptos de maná y tabú orientan la elección de las comidas” y donde “existe una distinción entre lo puro y lo impuro y una preocupación por el mantenimiento de la pureza”. Los seguidores de este movimiento viven bajo una promesa de salvación secular “no en la forma de una vida después de la vida, sino en términos de mejora del bienestar físico, mayor energía, más larga expectativa de vida, libertad de la enfermedad y un incremento en la paz mental”.
Fuentes:
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/01/06/ciencia/1199638267.htm.
http://www.revolucionnaturalista.com/2013/02/los-productos-naturales-como-religion.html#.UXemI8rzleI
http://genealogyreligion.net/vegetable-gods
http://www.indiajoze.com/dubisch.html
http://elpais.com/diario/2008/11/27/ultima/1227740402_850215.html
http://www.revolucionnaturalista.com/2013/02/los-productos-naturales-como-religion.html#.UXemI8rzleI
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http://www.indiajoze.com/dubisch.html
http://elpais.com/diario/2008/11/27/ultima/1227740402_850215.html
“Las frutas Nuestro alimento Ideal” de José Manuel Casado Sierra, editor, escritor, Experto en Nutrición.
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