"Ya no se pide a los políticos que mejoren las cosas, sino que no las empeoren"
"Hoy existe la idea de que la política y los políticos quedan neutralizados con respecto a exigencias más profundas, sobre las cuales no tienen demasiado dominio"
"Si por un lado tenemos la forma en que la gente vive, se defiende frente a fantasmas o amenazas reales o imaginarias, y por el otro un discurso clásico y retórico sobre cambiar el mundo, etc.,etc., lo que se obtiene son líderes como Berlusconi, Sarkozy o Putin, que se manejan más cómodos con la lógica de la supervivencia, agitando, ahuyentando o manteniendo a raya esas amenazas y temores"
Marc Abélès (antropólogo político)
Algo ha cambiado profundamente en nuestra relación con la política. Durante mucho tiempo se ha acordado considerar el mantenimiento de la paz social y la búsqueda del progreso como el objetivo mayor del arte de gobernar.
Pero el futuro prometedor ha llegado a su fin. En un mundo caracterizado por la precariedad y la inseguridad, con agresiones y catástrofes a pequeña y gran escala, lo que importa más es conjurar las amenazas que pesan sobre nuestro futuro.
Es lo que plantea el antropólogo francés Marc Abélès, uno de los principales discípulos de Claude Levi Strauss, autor del libro "Políticas de la supervivencia":
"Es un hecho que durante mucho tiempo las cuestiones políticas se dejaban en manos de los 'especialistas' de la política o la geopolítica. Pero la mayoría de las veces se reproducen los discursos que son los de quienes ejercen la política. Lo que falta justamente es la toma de distancia respecto de la acción política y el discurso político, y es ahí donde la antropología -con la perspectiva que introdujo Levi Strauss, lo que se denomina 'la mirada distante'- se vuelve importante. Se propone establecer una distancia respecto de todo eso".
El temor de las catástrofes, la incertidumbre frente al futuro, ¿está volviendo a nuestras sociedades más conservadoras?
"Evidentemente se ha producido un gran cambio entre el período marcado por el Mayo del 68 francés, en el cual se tenía la sensación de que era posible transformar la sociedad, de que se iba hacia algo mejor y se podía crear una sociedad más justa.
Ingresamos en una época signada por la incertidumbre, por la existencia de amenazas, que no son solamente políticas y sociales sino también, por ejemplo, ambientales; en el fondo, no estamos seguros de que el planeta pueda subsistir en los próximos siglos si no se toman una serie de precauciones. En este mundo caracterizado por la precariedad y la inseguridad, amenazado de agresiones a gran escala, ya no se pide a los políticos que mejoren las cosas, sino que no las empeoren, que ayuden a conjurar las amenazas que pesan sobre nuestro futuro.
La manera en que se representa y se lleva a cabo la acción política ya no va a ser exactamente igual a la que encontrábamos en esos años en los que estábamos muy marcados por la noción de progreso. Hoy nos damos cuenta de que lo que llamábamos "progreso", los progresos científicos y técnicos, pueden ser portadores de consecuencias que no son necesariamente positivas; de ahí la necesidad de tomar precauciones"
"Siempre hubo cuestionamientos a lo que llamamos "la política tradicional". Eso no es novedad. Pero en cambio, hoy existe la idea de que la política y los políticos quedan neutralizados con respecto a exigencias más profundas, sobre las cuales no tienen demasiado dominio."
"Por ejemplo, una idea fuerte hoy es la de desarrollo sostenible, que no existía hasta los años '80, que pasó a ser una cuestión de interés público.
Otra cuestión que pasó a ser esencial es la de la inseguridad; que no es una cuestión de policía y delito: es que una parte creciente de la sociedad se encuentra en estados de precariedad y precarización, ligados a las crisis sucesivas del Estado benefactor y del neoliberalismo.
Y tercera idea es que todo eso ocurre en el contexto global; es decir que las personas han percibido que su situación personal en el nivel local está conectada ahora a un contexto mucho más amplio que es el del nivel global, y que en el plano de su Estado-nación es muy difícil hoy dominar una serie de situaciones que conmocionan profundamente la vida económica y naturalmente las consecuencias sociales, que tienen estos efectos de precarización. Esa internalización e interdependencia en el modo en que vivimos directamente inmersos en lo global genera angustia, incertidumbre y está en la base de estas políticas de la supervivencia."
"Lo que planteo es que a partir de la importancia que adquiere la incertidumbre y la amenaza, la cuestión de la supervivencia cambia radicalmente los modos de entender la política. Mientras las políticas de la convivencia se fijan en un presente que puede mejorar y avanza, justamente sobre la base de un pasado que se retoma y se modifica, las políticas de la supervivencia plantean que hay que tratar de inventar de alguna manera la sociedad y sobre todo anticiparse a lo que puede ser aún peor. La cuestión es saber cómo asegurar la supervivencia de una parte de la humanidad que se ve amenazada por una serie de fenómenos y peligros."
"Lo interesante es que esas amenazas, en vez de ser dominadas por los órganos políticos estatales son tomadas a cargo por organizaciones que son transnacionales, como las organizaciones no gubernamentales. Es decir, una serie de dispositivos que no se inscriben en la acción política y la representación tradicional y que permiten ser relativamente eficaces para ese papel de preservación y de supervivencia. Cuestiones nuevas han surgido y esas cuestiones encuentran lugares y modos diferentes donde son tomadas a cargo. Sobre todo en cuestiones que afectan a la supervivencia, como el medio ambiente o los derechos humanos. Ello impone también toda suerte de nuevas prácticas de negociación, y con actores que ya no son únicamente los actores oficiales de la burocracia estatal."
"Como antropólogo observo conductas y tendencias. Y constato que a los políticos se les pide ahora que obtengan enseguida una serie de resultados en términos de limitar los daños, no de grandes programas y retóricas. Lo que la gente está pidiendo son cosas un poco más tangibles en materia de seguridad (lo remarco: seguridad en términos amplios). Esto representa un desafío para las corrientes progresistas."
"Lo que planteo es que a partir de la importancia que adquiere la incertidumbre y la amenaza, la cuestión de la supervivencia cambia radicalmente los modos de entender la política. Mientras las políticas de la convivencia se fijan en un presente que puede mejorar y avanza, justamente sobre la base de un pasado que se retoma y se modifica, las políticas de la supervivencia plantean que hay que tratar de inventar de alguna manera la sociedad y sobre todo anticiparse a lo que puede ser aún peor. La cuestión es saber cómo asegurar la supervivencia de una parte de la humanidad que se ve amenazada por una serie de fenómenos y peligros."
"Lo interesante es que esas amenazas, en vez de ser dominadas por los órganos políticos estatales son tomadas a cargo por organizaciones que son transnacionales, como las organizaciones no gubernamentales. Es decir, una serie de dispositivos que no se inscriben en la acción política y la representación tradicional y que permiten ser relativamente eficaces para ese papel de preservación y de supervivencia. Cuestiones nuevas han surgido y esas cuestiones encuentran lugares y modos diferentes donde son tomadas a cargo. Sobre todo en cuestiones que afectan a la supervivencia, como el medio ambiente o los derechos humanos. Ello impone también toda suerte de nuevas prácticas de negociación, y con actores que ya no son únicamente los actores oficiales de la burocracia estatal."
"Como antropólogo observo conductas y tendencias. Y constato que a los políticos se les pide ahora que obtengan enseguida una serie de resultados en términos de limitar los daños, no de grandes programas y retóricas. Lo que la gente está pidiendo son cosas un poco más tangibles en materia de seguridad (lo remarco: seguridad en términos amplios). Esto representa un desafío para las corrientes progresistas."
"Y si se insiste en mantener una suerte de esquizofrenia, en la que por un lado tenemos la forma en que la gente vive, se defiende frente a fantasmas o amenazas reales o imaginarias, y por el otro un discurso clásico y retórico sobre cambiar el mundo, etc.,etc., lo que se obtiene son líderes como Berlusconi, Sarkozy o Putin, que se manejan más cómodos con la lógica de la supervivencia, agitando, ahuyentando o manteniendo a raya esas amenazas y temores."
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