"(El homo sapiens) se muestra orgulloso de poseer el mayor cerebro de todos los primates, pero procura ocultar la circunstancia de que también tiene el mayor pene"
Desmond Morris, zoólogo y etólogo inglés, es el autor de "El mono desnudo", este ensayo científico o divulgación científica hecha novela, en el que trata de presentarnos el origen, evolución, vida y aspectos socioculturales del ser humano desde el punto de vista zoológico: Como si de un estudio de cualquier especie animal recién descubierta se tratase nos hace ver el comportamiento primate que aun subyace en nuestras reacciones, el sexo, las relaciones personales… Y aunque fue publicado en 1967 sigue estando vigente. No podrás ignorar nuestro pasado evolutivo animal ni que estás sometido a las leyes básicas del comportamiento animal.
Algunos párrafos o fragmentos del libro:
ORIGENES
Hay ciento noventa y tres especies vivientes de simios y monos. Ciento noventa y dos de ellas están cubiertas de pelo. La excepción la constituye un mono desnudo que se ha puesto a sí mismo el nombre de Homo Sapiens. Esta rara y floreciente especie pasa una gran parte de su tiempo estudiando sus más altas motivaciones, y una cantidad de tiempo igual ignorando concienzudamente las fundamentales. Se muestra orgulloso de poseer el mayor cerebro de todos los primates, pero procura ocultar la circunstancia de que también tiene el mayor pene, y prefiere atribuir injustamente este honor al vigoroso gorila. Es un mono muy parlanchín, sumamente curioso y multitudinario, y ya es hora de que estudiemos su comportamiento básico.
Podría argüirse que la evolución pudo haber dado un paso menos drástico, desarrollando un animal carnicero más parecido al gato o al perro. Pero habría significado tener que competir con éstos en su propio terreno. En vez de esto, se siguió un procedimiento completamente nuevo, el empleo de armas artificiales, y dio buen resultado.
El paso siguiente al empleo de herramientas fue la confección de las mismas, y, paralelamente a este progreso se perfeccionaron las técnicas de caza, no sólo en lo tocante a las armas, sino también a la colaboración social y sus métodos de organización social. El mono cazador tenía ya un cerebro mucho mejor que el lobo y podía ejercitarlo en problemas tales como la comunicación y la colaboración en grupo. Así, pudo desarrollar maniobras cada vez más complejas. Y el cerebro siguió creciendo.
Al aumentar la complejidad de la caza y hacerse más largas las excursiones, el mono cazador sintió la necesidad de abandonar la vida incierta y nómada de sus antepasados. Necesitaba una morada base, un lugar al que volver con sus presas y donde las hembras y los pequeñuelos pudiesen esperar y compartir el yantar..
De esta manera el mono cazador se convirtió en mono sedentario. Y esto afectó a toda su estructura social, familiar y sexual. Su antigua vida nómada de comedor de frutos periclitó rápidamente. Era un mono con responsabilidades. Empezó a preocuparse del equivalente prehistórico de las máquinas lavadoras y los frigoríficos. El mono de los bosques, convertido sucesivamente en mono a ras de tierra, en mono cazador y en mono sedentario, se ha transformado en mono cultural.
Podría argüirse que la evolución pudo haber dado un paso menos drástico, desarrollando un animal carnicero más parecido al gato o al perro. Pero habría significado tener que competir con éstos en su propio terreno. En vez de esto, se siguió un procedimiento completamente nuevo, el empleo de armas artificiales, y dio buen resultado.
El paso siguiente al empleo de herramientas fue la confección de las mismas, y, paralelamente a este progreso se perfeccionaron las técnicas de caza, no sólo en lo tocante a las armas, sino también a la colaboración social y sus métodos de organización social. El mono cazador tenía ya un cerebro mucho mejor que el lobo y podía ejercitarlo en problemas tales como la comunicación y la colaboración en grupo. Así, pudo desarrollar maniobras cada vez más complejas. Y el cerebro siguió creciendo.
Al aumentar la complejidad de la caza y hacerse más largas las excursiones, el mono cazador sintió la necesidad de abandonar la vida incierta y nómada de sus antepasados. Necesitaba una morada base, un lugar al que volver con sus presas y donde las hembras y los pequeñuelos pudiesen esperar y compartir el yantar..
De esta manera el mono cazador se convirtió en mono sedentario. Y esto afectó a toda su estructura social, familiar y sexual. Su antigua vida nómada de comedor de frutos periclitó rápidamente. Era un mono con responsabilidades. Empezó a preocuparse del equivalente prehistórico de las máquinas lavadoras y los frigoríficos. El mono de los bosques, convertido sucesivamente en mono a ras de tierra, en mono cazador y en mono sedentario, se ha transformado en mono cultural.
Y ahí tenemos a nuestro “Mono Desnudo, vertical, cazador, fabricante de armas, territorial, neoténico, cerebral, primate por linaje y carnívoro por adopción, dispuesto a conquistar el mundo“. Pero es un producto novísimo y experimental, y, con frecuencia, los modelos nuevos presentan imperfercciones. Sus principales agobios derivarán el hecho de que sus progresos culturales rebasarán a todos los progresos genéticos. Sus genes quedarán rezagados, y tendremos que recordar constantemente que, a pesar de todos sus éxitos en la adaptación del medio, sigue siendo, en el fondo, un mono desnudo. ("Aunque la mona se vista de seda, mona se queda") Incluso el mono espacial tiene que orinar.
SEXUALIDAD
Parece evidente que el anormal crecimiento de nuestras comunidades exigirá algunas medidas de esta clase para contrarrestar el creciente peligro social de un enorme aumento de actividades sexuales fuera de la pareja. Su naturaleza biológica se rebela sin cesar. En cuanto se aplican controles artificiales en un sentido, surgen inmediatamente las contramedidas. Esto conduce, a menudo, a unas situaciones ridículamente contradictorias. La hembra se cubre los senos, y seguidamente acentúa su forma con un sostén. En algunos casos, llegan al extremo de acudir a la cirugía estética. El mono desnudo que mediante el lavado suprime sistemáticamente su propio olor biológico, lo reemplaza a continuación con perfumes comerciales sexy.
Echando ahora una mirada retrospectiva a todo el escenario sexual, podemos observar que nuestra especie ha permanecido mucho más fiel a sus fundamentales impulsos biológicos de lo que habríamos podido imaginar en un principio. En realidad, lo que ha ocurrido en todos los pueblos grandes o ciudades ha sido que los individuos que moran en ellos se han especializado en sus técnicas de caza (de trabajo), pero han conservado su sistema sociosexual más o menos en su forma primitiva. El mono del espacio sigue llevando en la cartera el retrato de su mujer y sus hijos, mientras navega a toda velocidad con rumbo a la Luna.
CRIANZA
Aparte de la protección, la alimentación, el aseo y los juegos con sus retoños, los deberes paternales comprenden también el importantísimo proceso de instrucción. Como en otras especies, éste se consigue mediante un sistema de premio y castigo que se modifica gradualmente, adaptándose al aprendizaje de ensayo de los pequeñuelos. Pero, además de esto, el pequeño aprenderá rápidamente por imitación, fenómeno relativamente poco desarrollado en la mayoría de los otros mamíferos, pero altamente perfeccionado entre nosotros. Muchas cosas que otros animales tienen que aprender trabajosamente por sí mismos, lo aprendemos nosotros muy de prisa, siguiendo el ejemplo de nuestros padres. El mono desnudo es un mono docente. Mucho de lo que hacemos en nuestra edad adulta se funda en esta absorción imitativa durante los años de nuestra infancia. Es la inmutable obediencia a estas impresiones (junto con nuestros impulsos instintivos, cuidadosamente disimulados) lo que hace tan difícil en las sociedades el cambio de costumbres y de «creencias». Incluso cuando se enfrenta con ideas nuevas, estimulantes e ingeniosamente raciales, la comunidad sigue aferrada a sus antiguas costumbres y prejuicios. Afortunadamente, poseemos un poderoso antídoto contra esta debilidad inherente al proceso de aprendizaje imitativo. Tenemos una agudizada curiosidad, una necesidad intensa de explorar.
EXPLORACIÓN
Entre los animales no especializados, los monos son quizá los más oportunistas. Como grupo, se han especializado en la no especialización. Y entre los cuadrúmanos, el mono desnudo es el más oportunista de todos.
Esta es, precisamente, otra faceta de su evolución neotérica. Todos los jóvenes monos son curiosos, pero el impulso de su curiosidad tiende a menguar al convertirse en adultos. En nosotros, la curiosidad infantil se fortalece y se extiende a nuestros años maduros. Nunca dejamos de investigar. Nunca pensamos que sabemos lo bastante para ir tirando. Cada respuesta nos lleva a otra pregunta, éste ha sido el más grande ardid de supervivencia de nuestra especie.
Esta es, precisamente, otra faceta de su evolución neotérica. Todos los jóvenes monos son curiosos, pero el impulso de su curiosidad tiende a menguar al convertirse en adultos. En nosotros, la curiosidad infantil se fortalece y se extiende a nuestros años maduros. Nunca dejamos de investigar. Nunca pensamos que sabemos lo bastante para ir tirando. Cada respuesta nos lleva a otra pregunta, éste ha sido el más grande ardid de supervivencia de nuestra especie.
LUCHA
La lealtad en la caza se convirtió en lealtad en la lucha. Cuando en relación con la caza, mejoramos esta importante cualidad, nos fue de gran utilidad; pero ahora se ha vuelto contra nosotros. La lealtad en la caza se convirtió en lealtad en la lucha, y así nació la guerra. Por curiosa ironía, la evolución del impulso, profundamente arraigado, de ayudar a nuestros compañeros fue la causa principal de todos los grandes horrores de la guerra. El ha sido el que nos ha empujado y nos ha dado nuestras letales cuadrillas, chusmas, hordas y ejército. Sin él, éstos carecerían de cohesión, y la agresión volvería a ser «personalizada».
Se ha sugerido que, debido a que evolucionamos como cazadores, llevamos en nosotros una tendencia innata a asesinar a nuestros oponentes. Como ya he explicado, las pruebas lo desmienten. El animal quiere la derrota del enemigo, no su muerte; la finalidad de la agresión es el dominio, no la destrucción y, en el fondo, no parecemos diferentes, a este respecto, de otras especies. No hay razón alguna para que no sea así. Lo que ocurre es que, debido a la cruel combinación de ataque a distancia (bombas...) con el cooperativismo de grupo, el primitivo objetivo se ha borrado a los ojos de los individuos involucrados en la lucha. Estos atacan, más para apoyar a sus camaradas que para dominar a sus enemigos.
ALIMENTACIÓN
Hay un aspecto de nuestro verdadero gusto que requiere comentario especial, y es nuestra innegable afición a lo dulce. Es algo totalmente ajeno al verdadero carnívoro, pero típico del primate. Cuando la comida natural de los primates madura y adquiere las condiciones adecuadas para su consumo, suele también endulzarse; por esto los monos reaccionan favorablemente a todo lo que posee este sabor en alto grado. También a nosotros, como a los otros primates, nos cuesta despreciar «lo dulce». Este gusto nos place más que los otros. Tenemos «dulcerías», pero no «tiendas de agrios». Después de la comida fuerte, solemos terminar con una compleja serie de sabores dulces, para que sea este gusto el más duradero. Y es todavía más significativo que, cuando ocasionalmente tomamos algo entre horas, casi siempre escogemos sustancias dulces, como caramelo, chocolate, helados o bebidas azucaradas. Tan fuerte es esta tendencia, que puede acarrearnos dificultades. Sustancias comestibles sin ningún valor desde el punto de vista alimenticio, pueden convertirse en sumamente atractivas con sólo añadirles una gran cantidad de dulzor artificial. Si despiertan nuestra vieja debilidad de primates de su sabor «superdulce», nos vemos expuestos a atiborrarnos de ellos.
CONFORT
Hay muchos ejemplos de dolencias corrientes y que podríamos llamar de «invitación al aseo», como son la tos, los resfriados, la gripe, el dolor de espalda, la jaqueca, algunos trastornos gástricos, el dolor de garganta, el estado bilioso, las anginas y la laringitis. El estado del paciente no es grave, pero sí lo bastante enfermizo para justificar unos mayores cuidados por parte de sus compañeros de sociedad. Los síntomas actúan de la misma manera que las señales de invitación al aseo, motivando comportamientos confortadores por parte de médicos, enfermeras, farmacéuticos, amigos y parientes. El paciente provoca una reacción de simpatía amistosa y de atención, y, en general, esto basta para curar la enfermedad. La administración de píldoras y de medicamentos sustituye a las antiguas acciones de aseo y da pie a un rito operacional. La exacta naturaleza de los medicamentos tiene poca importancia entre las prácticas de la medicina moderna y las de los antiguos hechiceros. Todos somos, hasta cierto punto, cuidadores frustrados, además de pacientes, y la satisfacción que se puede obtener de cuidar al enfermo es tan fundamental como la causa de la enfermedad.
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