Saturday, January 7, 2012

Te veo, te huelo y vengo a echarte de menos: saludos del mundo.


"A pesar del mito, los inuit  no se besan frotándose la nariz, y la mera sugerencia de este gesto les irrita. Lo que si practican es el "kunik", una especie de resoplido de afecto que sobre todo emplean las madres con sus hijos, aunque también lo hacen las parejas. Y es que las palabras “beso” y “olor” se designan con la misma palabra".

En algunos paisajes inmensos e inhóspitos, donde el ser humano se siente pequeño, la presencia del otro y el resto de la comunidad se valora mucho más.Y en los saludos, se nota.

“Entre las tribus del norte de Natal, Sudáfrica, el saludo más común es la expresión Sawu bona. Significa literalmente "te veo" (Sí, como se saludan los Na´vi de la película Avatar). Los miembros de la tribu responden diciendo Sikkhona, "estoy aquí". El orden del diálogo es importante: Mientras no me hayas visto, no existo. Es como si al verme me dieras la existencia.

Este sentido, implícito en el idioma, forma parte del espíritu del ubuntu, una actitud mental prevaleciente entre los nativos africanos que viven al sur del Sahara. La palabra ubuntu surge del dicho popular Umuntu ngumuntu nagabantu, que en zulú significa "Una persona es una persona a causa de los demás". Si alguien se educa con esta perspectiva, su identidad se basa en el hecho de ser visto, de que la gente lo respete y lo reconozca como persona.

Durante los últimos años, en Sudáfrica, muchas empresas han contratado trabajadores que se criaron en regiones tribales. La ética ubuntu a menudo choca con la ética de esas empresas. En una oficina, por ejemplo, es muy normal cruzarse con alguien en el pasillo y no saludarle. En la ética ubuntu esto es peor que una falta de respeto, pues implica que no se reconoce la existencia de esa persona. Hace poco tiempo, un consultor interno que se había criado en una aldea rural quedó bastante contrariado después de una reunión infructuosa. Cuando se comentó un proyecto donde él había desempeñado un papel vital, no se mencionó ni se reconoció su intervención. Cuando luego le preguntaron qué le molestaba tanto, respondió: "Ustedes no comprenden. Cuando hablaron del proyecto, no mencionaron mi nombre. No me hicieron una persona".
 
Los ancianos y ancianas de Irán, para saludar a alguien a quien aprecian, tapan sus ojos con sus manos y dicen "tú eres mis ojos".

Nigel Barley, antropólogo (inocente) cuenta en su famoso libro:

"Cuando me encontraba con un dowayo, lo saludaba. En esto no había problema, pues había hecho que mi ayudante me adiestrara hasta la saciedad en el pequeño diálogo que hay que intercambiar con cada persona que uno saluda: «¿Está el cielo despejado para ti?» «El cielo está despejado para mí. ¿Está despejado para ti?» «El cielo también está despejado para mí.»"

En las grandes montañas andinas de Bolivia, la lengua aymara tiene un verbo, "tumpasiña", que se puede traducir por: "Ir a visitar, ir a ver, ir a percatarse ocular y personalmente de alguien o de algo propio o considerado como propio, y por tanto muy querido, muy amado, muy apreciado por uno. Un ir a echarse de menos”. Al igual que en la inmensidad del desierto del Sahara, las inmensas montañas del Altiplano hacen sentir minúsculos a la gente, por eso cuando de pronto se acerca un campesino y dice: "he venido a echarte de menos" la profundidad del Altiplano pasa a la profundidad del corazón de un amigo.

Esta sentimiento viene de la filosofía de la Suma Qamaña, que se podría traducir como “buen convivir”, la sociedad buena para todos en suficiente armonía interna con los otros y con la naturaleza (la Pacha Mama) Es, por tanto, la energía y fuerza vital para vivir y compartir con otros. Por eso, cuando en el mundo andino, y en tantos otros pueblos indígenas originarios, se afirma que las suyas son culturas para la vida, no se refieren sólo a este hecho físico de vivir sino también a todo este conjunto de relaciones sociales con un ambiente de acogida. Por eso se habla además de “cuidar” y “criar” la vida, como algo que hacen juntos, en familia.

De la lengua maya aprendemos que no hay jerarquías que separe objeto y sujeto, porque yo bebo el agua que me bebe y soy mirado por todo lo que miro, y por eso se saludan así:

In laak'tsilech, eres mi semejante.
   bix a beel?, toj a wool?, como está tu camino? está derecha tu alma?
 toj in beel, mi camino es correcto.

En tzotzil, una variante de lengua maya, se dice "lio'te" o "ahí estás" y se contesta "lio'ne" "aquí estoy".

'Pura vida' es la frase que responden los costarricenses o ticos cuando se les pregunta: '¿cómo estás?' Es sinónimo de estar bien y tranquilo. Una sensación de estar satisfecho con la vida y uno mismo. Entonces uno exclama 'pura vida' también, cerrando así el círculo. La expresión no extraña dada la ingente cantidad de animales y plantas que viven en este hermoso país, el cual rebosa vida por todos lados, ya que posee el 4,7% del total de las especies conocidas en el planeta Tierra.
 
Mientras, en el Tibet la gente se saluda mostrando la lengua como señal de que ninguna palabra malintencionada saldrá de su boca.

Los miembros de la etnia Ngá de Malawi, por ejemplo, se saludan sacudiendo el miembro viril del contrario. Dos sacudidas si no es allegado y tres si se trata de un pariente directo. Las mujeres se dan apretones en los pechos. ¡Ojo con probar el método a lo loco! Cuatro apretaditas significa que hay un interés de uno por el otro. La singular forma de salutación procede de las creencia de algunas tribus que consideraban un peligro besarse porque el alma se les podía escapar por la boca.

Los rusos siguen dejando decenas de imágenes malintencionadas para la posteridad cuando se propinan esos besos típicos en los que personas heterosexuales del mismo sexo se intercambian tres besos tan cercanos a las comisuras de los labios que parece otro tipo de reencuentro. Un generoso regalo para los fotoperiodistas de mal agüero.
Y que hay de lo inhóspito de la nieve? Un indio Cree (Canadá) cuenta “Sí, estuve una vez en Montreal, pero no puedo volver. A mi me gusta mucho el jockey. Todos los sábados veo en la televisión el partido que juegan en el Forum de Montreal. Hay tanta gente ahí! Más que en mi poblado. Me han dicho que en el Forum caben todos los cree de Québec. Yo quería ir a ver un partido, ya que estaba en Montreal. Empecé a andar hacia el Forum y… no creas que me perdí. Toda la calle estaba llena de gente que iba en la misma dirección. Me alegró pensar que yo iba adonde todas esas personas de la ciudad. Pero cuanto más andaba, más gente había y empecé a darme cuenta que íbamos a estar todos juntos en el mismo espacio. Me entró miedo. Pensé que si cuando estoy en una habitación con cinco personas noto sus emociones, cuando estuviera en el partido de jockey notaría las emociones de diez mil personas. ¡Eso es demasiado! Y me di la vuelta y empecé a andar en dirección contraria”

A pesar del mito, los inuit no se besan frotándose la nariz, y la mera sugerencia de este gesto les irrita. Lo que si practican es el "kunik", una especie de resoplido de afecto que sobre todo emplean las madres con sus hijos, aunque también lo hacen las parejas. Y es que las palabras “beso” y “olor” se designan con la misma palabra. Características similares se incluyen en los saludos de otras gentes, sobre todo el saludo "hongi" utilizado por los maoríes de Nueva Zelanda y Hawai, respectivamente (pulsando la nariz y la frente a la vez a otra persona en un encuentro) así el “ha” o “el aliento de la vida” se mezcla y se intercambia. También se saludan de manera similar los nómadas de Mongolia en el desierto de Gobi, así como ciertas culturas del sudeste asiático, como los camboyanos, laosianos, tailandeses e Ibans.

Entre los ariaal, en Kenya, lo que comparten no es el aliento, sino la saliva: te cogen la mano y con indiferencia te escupen en la plama.

Aún con todo, los inuit no tienen costumbre de despedirse cuando se marchan. Rasmussen observó que las fiestas y reuniones eran como un regalo para ellos, donde desarrollaban un gran sentido del humor y creatividad a través de múltiples formas de entretenimiento y celebraciones ante unas condiciones de vida muy duras. Malaurie hablaba de la costumbre Pôlar que genera una red compleja de relaciones, visitas y de la obligación de devolverlas. Las visitas a las casas se sucedían continuamente. Incluso podías entrar en una casa, te ofrecían té o café, y al cabo de un rato te marchabas dando las gracias sin haber abierto la boca. Lamentablemente, en la actualidad, la circulación de personas es menor.
En las áridas estepas de Mongolia, es casi imposible ver a alguien dándose un beso en la mejilla como saludo o despedida; de hecho, a no ser que se despidan para no verse en mucho tiempo, tampoco se dicen adiós, sino que simplemente se separan, muchas veces sin volverse a mirar. La palabra “bayartai”, que significa “adiós”, sólo se pronuncia cuando la persona no piensa regresar. Pero sabe que si lo hace, encontrará siempre una puerta abierta. En la estepa, los mongoles no necesitan tocar a la puerta, y es que nunca cierran las puertas de sus casas.



Fuentes:

Libro “Quinta Disciplina en la práctica” de Peter Senge.
Libro: "De tránsito de sueño en sueño" Clara Valverde.
Libro: “Bajo un cielo azul cobalto” Louisa Waugh.

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