Ryan Murdock, antropólogo.
La ecología cultural, disciplina aún fuertemente vigente, sostiene que el paisaje moldea la cultura. Partiendo de esa base, Murdock apunta que entre los aspectos culturales afectados se encuentra la tradición alcohólica de cada país, que varía fuertemente de un lugar del mundo a otro.
Éste viajero trotamundos ha esbozado, según experiencias propias, algunas consideraciones sobre la cultura, el paisaje y las bebidas alcohólicas de cada país.
"Según mi teoría, el mundo puede ser claramente dividido en varias zonas distintas de alcohol.
El Reino Unido e Irlanda son el hogar de whiskies que calientan y oscuros ales y stout pesados (estilos de cerveza muy oscuras, originarias de las Islas Británicas). Perfectos para cuando la humedad perpetua empapa tus huesos: un sorbo consume la niebla de la mente, de la memoria y del paisaje.
Hacia el este, Escandinavia y Rusia, frías tierras heladas bloqueadas durante la mitad del año en la oscuridad perpetua, es el lugar de nacimiento del vodka y del aguardiente. Crearon una bebida limpia y nítida que es tan fría como el aire que respiran en el norte. Corta a través del cerebro como un cuchillo de fría claridad. Al menos, el primero es lo que hace.
En Asia Oriental, Sudeste de Asia y Australia se reseca la garganta y hay necesidad de un trago fresco y refrescante. Su luz fuerte trajo los lagers (un tipo de cerveza con sabor acentuado que se sirve fría), pero los viajes dejan un anhelo de algo más fuerte. No es de extrañar que los colonizadores británicos llevaran la ginebra a la India y Malasia: una bebida caliente que se volvió fría, y que refleja la disolución gradual de los colonos a largo plazo.
Europa está dividida por una línea errante que divide a los que beben vino de los que beben cerveza. Esta línea divide Alemania en una zona de jarras de espumoso y una zona de colinas cubiertas de viñedos. Por un lado, la gente en la cervecería es bulliciosa, y por el otro son reservados y contemplativos. Los países mediterráneos de Europa caen dentro de la zona de vinos, pero añaden un pequeño giro: la tradición del aperitivo y la digestivo. Llámalo como quieras, son las cosas de los primeros mordiscos de café por la mañana, que como el vino es el combustible de conversaciones profundas e ilimitadas.
En América Central y el Caribe, puede ser sólo el ron. Si el vino es el combustible de la conversación, el ron es el combustible de la lujuria: noches sofocantes; el aire se llena con el olor dulce de las jacarandas (árbol subtropical oriundo de Sudamérica), isleñas chicas morenas descalzas bailando a ritmo de reggae lento y sinuoso. Estas son tierras donde la marea de la luna se baña en las playas de arena pulida y surge como la sangre caliente que corre por tus venas llenas de ron.
Justo al norte, el cinturón de tequila de México se abre camino a través del mapa como una zona peligrosa de tormenta tropical: calurosas y polvorientas noches de mariachis hasta que confundes el culo con las témporas.
Por último, América del Norte es una vibrante mezcla de la cultura. Es una amalgama de alcohol, al igual que los norteamericanos son una amalgama de pueblos. A pesar de que ha creado una serie de variaciones con espíritu propio, rye (bebidas de centeno) y bourbon entre ellos, su cultura está más auténticamente representada por el cóctel: una mezcla de la vieja y la nueva vanguardia. Elegante y refinada o juguetona y despreocupada, las infinitas combinaciones de la cultura del cóctel del Nuevo Mundo traen consigo una infinita y creativa variedad.
Así que ahí lo tienen. Mi opinión profesional como antropólogo y escritor de viajes. Mi gran teoría del mundo en siete sorbos ardientes.
Creo que fue Lawrence Durrell el que escribió sobre la variedad de la experiencia alcohólica a disposición del viajero. Es sin duda una de las ventajas de la vida en carretera. ¿Y qué mejor manera de superar una barrera cultural que a través del murmullo de una botella, especialmente una botella de algo local?"
Pero el alcohol tiene una cara B.
Según el antropólogo David Le Breton, especializado en la antropología del cuerpo: "Hoy (en relación con el cuerpo) hay una multiplicación de las fugas, una actitud masoquista muy fuerte, y la aparición de nuevos síntomas como la alcoholización de los jóvenes, que es más una búsqueda del coma alcohólico que de virilidad. Es lo que llamo “ponerse en blanco” o “desaparecer de sí mismo”. Este ponerse en blanco, este coma, es no tener que responder más al contrato de la identidad, es un fenómeno bastante reciente. Todo es una búsqueda de la realidad, de encontrar límites físicos, de encontrar la sensación de lo real que nos está faltando."
El antropólogo Joseph M. Fericgla, profundiza más sobre el papel del alcohol en nuestras sociedades: ”Dime qué droga tomas y te diré quién eres. Cada sociedad ha crecido en función de una droga que la impregna. Occidente, por el alcohol (desde hace dos mil años): el alcohol genera agresividad y egocentrismo." "Nosotros tomamos drogas de esclavos: son drogas para trabajar mucho y pensar poco. La cafeína estimula los músculos, pero no el cerebro, y el alcohol embota la mente. Carajillo y cubata: perfecto combinado para esclavos."
Mario Monteforte Toledo, escritor, sociólogo y político guatemalteco, fue uno de los primeros en plantear que el alcoholismo en los pueblos indígenas no podía ser interpretado superficialmente ni ser reducido a problemas individuales. Cualquiera que se acercara a la historia encontraba que el alcohol jugaba un rol importante como herramienta de control y vasallaje a partir de la colonización que implicó el despojo de las mejores tierras y el control de la mano de obra indígena. El alcohol fue introducido de manera estratégica por terratenientes, incluyendo a órdenes religiosas que controlaban extensas propiedades y necesitaban mano de obra cautiva para hacerla producir, por eso, les pagaban a los indígenas con alcohol. Así pues, el alcohol debía ser analizado como un fenómeno social que oprimía y sometía a los indígenas. Desde entonces hasta hoy, el alcohol ha desgarrado la vida de pueblos y ha ayudado al sistema económico a mantener a los indígenas como masas de trabajadores.
Cerca de la frontera entre Irán e Irak, donde subsiste la economía de contrabando, para que las mulas no sientan frío y puedan subir sin problemas las montañas heladas, los pastores les dan de beber vodka. Este es el título de una película kurda-iraní de Bahman Ghobadi: "A Time for Drunken Horses" o Un tiempo para caballos borrachos.
"Cuanto es lo bastante borracho, tiene que ver con las células del cerebro:
primero mueren las de la tristeza así es que estas sonriente y contento,
luego mueren las del silencio y todo lo dices en voz alta aunque no haya ninguna razón, pero eso no importa porque después mueren las de la estupidez y hablas con inteligencia
y por último las células de los recuerdos,
esas son difíciles de matar."
Fuentes:
http://www.ojocientifico.com/2009/05/31/antropologia-de-las-bebidas-alcoholicas
http://articles.submityourarticle.com/the-anthropology-of-drink-58540
http://democraciamulticultural.blogspot.com.es/2008/12/sobre-alcoholismo-en-las-comunidades.html
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